- Prólogo: En este post inauguramos las recetas de #pastelería. Aprovechando que la vieja nos vino a visitar a NQN, y a pedido especial de una de las nietas, nos deleitó con unas galletitas de almendras. Nos metimos en el medio del proceso, tomamos algunas fotos, y registramos paso a pasó los ingredientes secretos.
- Descripción: Las galletitas de almendras, dice mi vieja, son originales de Italia, de la zona de la Toscana. Si así fuera serían las cantucci o biscotti di Prato. Para los paisanos de esta zona serían masitas de almendras, pero le ponemos el nombre de Galletitas en castellano neutro para que la gente oriunda de la provincia de Buenos Aires entienda. Para los internacionales serían Italian Almond Cookies.
- Temporada: No existe un momento determinado para hacer las galletitas de almendras. Alcanza con tener almendras y alguna excusa como una fiesta de cumpleaños o alguna nieta que te las pida.
- Ingredientes:
- Harina Leudante 1 Kg.
Harina leudante - Huevos 5, el color amarillo de las galletitas es directamente proporcional a lo casero de los huevos #secretos
- Royal 2 cucharaditas
- Esencia de Vainilla
Esencia de vainilla - Esencia de Almendras (ojo no es fácil de conseguir)
Esencia de Almendras - Almendras 250 Gr
Almendras - Manteca o Margarina 200 Gr (lo que tengan en la casa o lo que prefieran)
- Leche o crema de leche (un poco)
- Utensilios
- Pasos de elaboración:
- Preparación previa de las almendras
- Remojar las almendras en agua por media hora (para hacerlo más gourmet podemos decir hidratar)
- Secar luego con papel
- Tostar en sartén o al horno a fuego mínimo para orearlas y dorarlas
- Picar / procesar un puñado de almendras y dejar algunas enteras.
Picar las almendras - Dejar ablandar un poco la manteca o margarina (ablandar no derretir)
- Poner la harina en un bolls, y agregar el azúcar, el royal y la manteca o margarina.
- No olvidar de agregar las almendras procesadas en el punto 1.
- Mezclar, revolviendo los ingredientes secos.
Mezclar no amasar - Batir los huevos y agregar a la masa. Seguir revolviendo / mezclando, sin amasar. En este tipo de receta uno de los #secretos es que no se amasa la masa.
Batir los huevos y agregar a la masa - Una vez que tenga algo de consistencia seguir uniendo la masa sobre una mesada. Agregar en este momento la leche o crema de leche para lograr más humedad en la masa. No olvidar de tirar un poco de harina sobre la mesada.
Masa lista! - Cortar la masa para separa en bollos.
- Estirar la masa de los bollos con el palo, a lo largo y ancho hasta lograr un espesor ideal (4,83 ml ... se puede redondear en 5 ml si no se quiere tan perfeccionista).
- Cortar con los moldes e ir poniendo en las fuentes para luego poner al horno.
Estirar la masa y cortar con moldes - Los recortes con masa que sobran se vuelven a unir y se repite el proceso.
- Hay una variante con almendras enteras (#secretos), que consiste en agregarle a la masa estirada almendras enteras o cortadas por mitades o pedacitos. Se estira para que las almendras queden fundidas con la masa y luego se dobla por la mitad y se vuelve a estirar. Luego cortar con los moldes como dice el punto 10.
Variante con almendras enteras Doblar y volver a estirar con el palo de amasar - Poner a cocinar con horno a fuego medio (#tips es entre el máximo y el mínimo más cerca del mínimo) durante 10 minutos. Primero pre calentar el horno.
Listo para llevar al horno - De ser necesario controlar e ir rotando las fuentes o intercambiando de posición para lograr una cocción pareja, si se cocinan en más de una fuente a la vez.
- Tienen que quedar blanditas de arriba, así que probar tocándolas con los dedos (cuidado de no quemarse) y si se hunden un poquito ya están!
- Dejar enfriar un poquito y poner en un tapper a medio tapar para que no pierdan humedad.
Listas!! dejar enfriar y a comer! - De sabores y emociones:
- Cómo dijimos en el prólogo, las galletitas de almendras son oriundas de Italia. A mi mamá la receta se la enseñó la Tía Donorata, la tía de mi viejo que vivía al frente de casa en Roca en la calle Catamarca.
- Soy un agradecido de lo que mis padres me dieron siempre. No me canso de decirlo y decírselos a ellos. Pude decírselo a mi viejo y eso me da una paz tremenda. En alguna parte de lo que los padres nos dan, está lo que no nos dan y los límites que nos ponen. El saber decir que no es algo natural de la esencia del ser padre (recuerdo que un amigo me dijo una vez, "vos decile todo que no que seguro no le erras", en referencia a su hija adolescente). Ahora bien, cuando esos mismos padres se convierten en abuelos, se les cambia el chip. Son otras personas. Hasta cuesta reconocerlos en determinadas situaciones. Uno piensa, pero si eso a mí no me dejaba hacerlo. A ese cambio tan rotundo en el comportamiento de las personas yo lo denomino: "el poder de los nietos".
El poder de los nietos - Seguramente ya me habrán escuchado decir que somos mucho de lo que mamamos en nuestros hogares, y que somos, como padres, en gran medida responsables de moldear lo que serán en el futuro los valores que rijan el comportamiento de nuestros hijos. Por ahí muchos de nosotros no nos vemos como abuelos todavía, pero casi con seguridad tenemos formado en nuestro imaginario la idea futura de compartir grandes momentos con ellos. Tengo una noticia para darles, esa posibilidad no depende de nosotros exclusivamente. Serán nuestros hijos quiénes eduquen y formen a nuestros nietos y transmitan la importancia o no de compartir esos momentos con nosotros, los abuelos. A no perder la esperanza, aún depende de nosotros de alguna manera. En la agenda de la educación de nuestros hijos (para los que me conocen pensarán que tengo un Excel para esto pero no es así, lamento desilusionarlos) debe estar la materia compartir momentos con los abuelos. También la de hablar y practicar las costumbres, para poder pasarlas de generación en generación. Poner en práctica este blog es algo en línea con esta idea. Termino esta reflexión haciendo foco en el hacer. Muchas veces creemos que hablamos solo con las palabras. Lo que transmitimos, lo que realmente somos, en su gran mayoría se define en lo que hacemos, por eso hay que llegar a la acción.
Trasmitiendo el conocimiento de generación a generación
Este espacio es para saborear, anhelar y compartir. Es transportarse al pasado y sentir ese calor hogareño y familiar que Anton Ego, el crítico en Ratatoullie, rememora al final de la película. Es un homenaje a Mary y a Rafa, también a la Abuela Julia y a todas las costumbres de la familia. Espero lo disfruten.
viernes, 24 de marzo de 2017
#06 - Galletitas de Almendras
Galletitas de Almendras
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